Tragaron caramelos de lluvia
y no se abrazaron
porque tenían toda una despedida por delante
Saltaron, se olvidaron de vivir y recorrieron
una a una las galaxias
que son eco en la boca del otro desconocido
La tarde demencialmente incandescente,
nuevos ríos se interceptan,
luna no es de nadie todavía
Podrían haber dejado todo como estaba
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