Hay palabras que estremecen lo soñado.
Excursiones al alba.
Presencias que hacen eco en todos lados.
Todos los que enseñan a nacer, no nacen,
tienen la misma cara del viento
y se la quitan para convidar recónditas escaleras al espanto.
La pelea entre el desierto y la imagen
termina siempre en tregua,
y los perdedores devoran las estrellas.
Desaparécete.
Ah, la luna alberga.
Ayer comencé a lagrimear fantasías.
La luna crece lunas agigantadas.
Despacio corazón;
nuestra marcha del silencio se agotó.
Las lenguas son invertebrados con sombra propia,
alejándonos en el tumulto.
Ven a vencer la estadía de los otoños,
voy a clavar una luz que empañe el tiempo.
Y haré de cuenta que me despido de todos los ojos...
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