Cariópside

La vecina cariópside ha temblado muchos fuegos. Es hora ya de enfrentar lo abrigado del mar, convidarle pedazos de luna al deseo.
No es temprano, no es nada, si aprieto los segundos en mi mano hasta sangrar por iluminaciones.
¿Cuánto azul se puede soportar
en una patada al mar de siempre
sin quedarse?
Por más gritos se encienden las caras,
son láminas lustrosas en vacaciones de arena
y se conocen entre sí,
como campos de cebollas que están ahí desde quién sabe cuándo
Antes no teníamos inventadas las miradas,
ni las perdíamos tanto;
solamente era cuestión de irradiar