sábado, 30 de junio de 2007

Vendas en los pómulos

Y en los pliegues de este instante

encenderé un haz mortecino

para completarme en un puñado

de tallos de sonrisas

Nada me queda por navegar

de estos gustos inaccesibles

No soy un hogar,

menos un viento increíble

Las pulpas que me diseñaron

vienen a adormecerse a mi lado,

como si no tuvieran frío

de tanto replegarse en la penumbra

Los mensajes para los pastizales

hablan de caer y frotar la niebla:

muestras imposibles de dolor

por dentro de la desnudez

Ya lo que llegó más lejos

es desidia;

sin embargo en sus ojos hay memoria

de un quejido rancio

adorado por los anodinos;

cáscara de licuado de voces de mono.

La ignorancia todo lo sabe,

se resume en arenas movedizas.

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